Huir hacia delante. A veces uno pierde el norte y no sabe si camina a pesar de estar perdido, o huye sin mirar por dónde va. Yo no quiero huir de nada, pero me aterra seguir caminando así, porque andando a trompicones, si te caes, cuesta mucho levantarse. Yo quiero un horizonte con el cielo limpito, sin tener frío, sabiendo sentir que no estoy sola. Porque no lo estoy.
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